Hiru Haundiak |
Araia. Alava
“De menos a más mola más”. Mr.R dixit
Salida desde Ondategi a media noche -muchos corredores, mucho ambiente, muy local- corriendo, sí, despacio, también. Manu se escapa ya. Solo, a por el Gorbea, desganado. Tengo que ir y voy, pero sin ganas, “desganao”.
Primer km vertical para ir calentando la noche, “fría de la hostia”, desde atrás para no molestar con este ritmo. El viento, la humedad nos acompañan en la oscuridad. Subir para bajar. Bajar deslizando, resbalando, dándose de culo sobre el barro o la hierba mojada y seguir. Todos igual.
Bajando el Gorbea |
Seguimos. Veo y dudo. Jaime. Otra carrera que compartiremos en su mayor parte. Serán 8 o 9 horas bien sentidas. El tándem nos viene bien a los dos. Juntos trotamos para llegar hasta el pie del Anboto.
Se vuelve a formar el tándem |
El Anboto se sube por la vertiente oeste en pendiente del 48%, suelo de piedra caliza, técnico y cortante. El Anboto no es alto, pero es realmente duro, difícil, vertical. A estas alturas de la carrera, km 40, en la oscuridad de la noche, con el suelo mojado, el viento, el frío metido en el cuerpo y con las manos ateridas subir se hace peligroso, mortificante y, luego, bajar por el mismo sitio en trazado paralelo es peor, mucho peor. Te caes, fijo, pero esta vez es sobre firme pétreo. Si tienes buena suerte solo te raspas –la tienes-. Habría sido mejor subirlo dos veces que subirlo y bajarlo. Cada paso más corto, más despacio, más medido, más prudente, en alerta, esperando el próximo resbalón para evitar que sea caída. El ritmo medio de la subida-bajada se va a 45 minutos el km. No avanzas, pero no te paras. Es un infierno, pero también lo atravesaremos (“si estás atravesando un infierno, sigue caminando”. W. Churchill).
Por fin, otra vez al pie del Anboto. Venga lo que venga será mejor. Volvemos a trotar un rato hasta que el barro se convierte en fango y volvemos a caminar entre los choff, choff, choff con las bambas que se clavan al suelo queriéndose quedar enterradas a cada paso. Para partirse de la risa, si no fuese porque enseguida se hace desesperante. Ni nos creemos cuando podremos volver a correr, parece la excepción y no la regla. Así ha sido hasta ahora. Camino de Landa. Oso ondo. –en Landa. –vas como un tiro.
Son gigantes, amigo Sancho |
Hace rato que ha salido el sol, tímido entre las nubes. Rajar con veteranos. Uno ha hecho el Hiru 9 veces, 18 años te contemplan, le digo. Son más, me dice, porque no han sido todos seguidos. Respeto para los galones. Gente de montaña. En mi opinión (equivocada, casi seguro), más mérito al número de muescas que al puesto en la clasificación. Me dicen que lo peor viene ahora…, ni me lo creo, la zona de los molinos, que es un rompe piernas, monótono, ventoso, con el ruido insoportable de los molinos girando, … Pero no coincido, no lo cambio por ningún Anboto, ni por la mitad. En este tramo empezamos a correr con cierta regularidad cuando las pendientes lo permiten; algo de gracia en las piernas y en la cabeza. Empieza a ser gustoso, el paisaje precioso a ambas vertientes de la cresta que trotamos, los embalses, los montes a lo lejos, la luz del día, la velocidad que sube y los kilómetros que caen. Reservando para el Aizkorri –territorio Zegama-.
Majada de Arbelar. En el valle |
La entrada en el valle que dará acceso al Aizkorri es espectacular. Un valle encerrado entre montañas que parece sacado de un cuadro. Prados verdes en el fondo, rio atravesando, árboles, majadas, ovejas lachas y caballos pastando. Trotamos hasta llegar al pie del monte y ya nos ponemos en fila, en sendero estrecho sobre roca que va ganando la altura.
Fuerza y sensaciones. Falta menos. Podemos dar más. A por ello. Cumbre y empieza la bajada, aparecen las sendas. Alegría de saber que lo lograremos y menos horas de lo ni siquiera aspirado. Últimos 6 kms. El momento dulce de la carrera, que siempre aparece, de postre. Fuerza, velocidad, endorfinas, alegría, euforia, volar por el asfalto de Araia. Se hace corto. Meta. Bertrix. Oso ondo.
Volando por el asfalto de Araia |
Divertirse en Araia |
Más de uno, son dos |
Meta |
#NR
Aúpa!
100 km. D+5126m: 17h45m
General: 293 – Categoría: 126
Aúpa Javi ! |
Perfil Hiru Haundiak 2016 |
Energía |
PD1: Encadenar ultras es dormir poco, madrugar para ir al trabajo, conducir 4 horas, no comer, cenar rápido y ponerte en la línea de salida. Entre el cansancio, lo difícil del terreno, la noche, el frío, el recuerdo indeleble del hondo y prolongado sufrimiento del #UTMB, el poco entreno, etc… había escaso ánimo por correr. Sentir tentaciones para no empezar o hacer solo una parte y saber que correrás y acabarás sin importar el tiempo. Así debe ser. Lógico y necesario.
PD2: Primera edición que se celebra en octubre. Se cambia por evitar la nidificación del alimoche. No termina el 40%. Antes era en junio. No terminaba el 50%. Hace unos años que se cambió el sentido del trazado. El Anboto se hacía con más kms en las piernas, peor, pero de día, mejor. ¿Cómo será preferible? Difícil pregunta, lo fácil es decir que esta carrera merece mucho la pena. Dicho está.
PD3: Hay muchos avituallamientos de líquidos. Los que tienen alimentos sólidos son muy buenos, pero, en mi opinión, tal vez, sean escasos en número y obliga a gestionar la carga de alimentos durante toda la carrera.
PD4: Sobre la animación de la gente a los corredores, mítica, me parece que no había mucha gente y supongo que es por el frío y la noche, pero los que estaban animaban bien. Incluso mejor. Eskerrik asko!
PD5: colgamos las bambas hasta 2017. No digo más.
Historietas de la Carrera
El viernes como llegas tarde, ni sitio para aparcar en Araia. Bueno, aparcamos lejos. Menos de una hora para coger el autobús. Sin comer y sin cenar. Vamos a la zona de la salida y está todo lleno. Vuelta hacia el coche y encontramos una sidrería, casi vacía. Pedimos si se puede comer algo de pasta o arroz y, claro, aquí de eso no hay… pero nos enrollamos sobre el viaje, la carrera… en eso, nos ofrecen hacer un arroz blanco con el que tienen para hacer el arroz con leche. ¡Dicho y hecho, con dos huevos! Trato espectacular!!! Hay que volver para homenaje. Y, pues eso, el sábado toca cena homenaje en la Sidrería Araia que está llena. Trato mejor todavía. Muy recomendable.
Sidrería Araia |
El sábado cuando llegas, sientes, pero no piensas y te olvidas la mochila de Landa. Te acuerdas el domingo al coger el coche para volver. Menuda la que se lio para salir del pueblo con la mochila en el maletero. Los organizadores, el bar, el camarero, la clienta, el marido, Jósean al teléfono, las llamadas, sube, baja, tómate algo, otro, invito, el paisano que la tiene guardada, toma, oso ondo … que casi nos hacemos del pueblo.