martes, 1 de septiembre de 2015

Crónica de la Haría Extreme. 80km D+2874m

Han corrido por el mar
15 de Agosto de 2015

Haría, Lanzarote

Después de saltarnos el GTP2015, la Haría Extreme de 80km sería la mejor ocasión para volver a probarse en una ultra. Encajada en los planes familiares, hacía muchas semanas que las expectativas e ilusiones estaban puestas en pasar unos días de vacaciones en una isla que no conocíamos y sobre la que nos habían creado las mejores expectativas: que si es un paraíso (José), que si os va a encantar, que si tiene muchas cosas que ver, que no dejéis de visitar…, ni…, y tampoco… y así, el viernes 14 de agosto temprano en Barajas para tomar el avión que nos tenía que dejar en Arrecife antes del mediodía, con tiempo para recoger el coche de alquiler, instalarnos, comer de maravilla a la orilla del Charco de San Ginés y ponernos camino hacia Haría, población del interior en el norte de la isla, para recoger el dorsal.

Haría
Los 40 km hacia el norte, en busca de Haría, nos ofrecen las primeras impresiones de los paisajes de la isla. Cuesta encontrar sitio para aparcar, lleno hasta la bandera y ambientazo en la feria del corredor. Recoger los trastos, tomar algo, darse una vuelta para impregnarse de la atmósfera, ver pasar, como el que no quiere la cosa, un tipo alto, delgado, pelo y barba cortos y canos, algo mayor,...un tal Marco Olmo… menudo tipo!

Dorsal -eo

Regreso a Arrecife para cenar pasta, of course, e intentar descansar un rato antes de que suene el despertador a las 3:00 de la mañana. Va a ser difícil dormir, pero mínimo relajarse... Y a esa hora, después de haber dormido poco más de una hora, arriba, desayuno, trastos y vuelta a Haría. A las 4 ya estamos aparcados. Encuentro con Rubén y preliminares disfrutados comentando sobre carreras, amigos comunes, planes,... meniscos y ligamentos,...

En este ambiente pre-carrera, 4 y pico de la mañana, un 15 de agosto en una población de menos de 5.000 habitantes del interior de Lanzarote,... te das cuenta que hay que ser un poco "raro" para practicar este deporte de esta forma.

Y en eso, acompañados de la animación del speaker, se hacen las 5:00am y, frontal encendido, nos ponemos en marcha. La estrategia para esta carrera es clara-cristalina. De menos a más. Conservador. Vamos a salir desde atrás, manteniendo ritmo cómodo de grupeta. Le damos tiempo al cuerpo que caliente tranquilamente, va amaneciendo, no arriesgamos caídas, cuidamos hidratación y alimentación. La carrera es larga, ya habrá tiempo de aumentar el ritmo. De paso, vemos cómo reacciona la rodilla izquierda al esfuerzo.

Y con un planteamiento tan claro, los kilómetros empiezan a caer en medio de la noche, y acabo acoplado con Sonia que marca el ritmo perfecto, precaución en sendas complicadas o técnicas, más generoso cuando toca. Avanzamos sin prisas, ni pausas. Enfilamos una pista y el inconsciente, que sabe lo suyo, no ve la marca de carrera que pretende que dejemos la pista para volver a meternos en camino de cabras. Unos 200 metros y media vuelta para encontrar esas marcas perdidas.

Control de La Quemadita (km13), puesto 81 de 87, se vislumbran las primeras luces del alba. Adelantamos algún corredor camino del Control de El Río (km23), puesto 73. El cuerpo va cogiendo temperatura, todo funciona bien y el ritmo se mantiene.

Playa del Risco

El siguiente tramo, incluido hasta el primer paso por Haría, lo hago solo, en mis cosas, contento por la experiencia, la positiva respuesta del cuerpo al esfuerzo, por el paisaje desde lo alto de los acantilados, que se disfruta, por ejemplo, desde el avituallamiento de El Río; bajada técnica, conservador, vista impresionante de La Graciosa, volvemos a alcanzar el nivel del mar, rodeamos las Salinas del Río para empezar a correr por las arenas de la Playa del Risco y llegar a la zona más conocida, espectacular, mediática de la carrera, la subida al avituallamiento de Guinate, que en la parte final, más que subir, se tiene que escalar. Hay varios tramos (unos ¿50 metros?) por los que avanzas sujeto con ambas manos a las cuerdas que hay ancladas a la roca. Es un tramo particular, que le da carácter a esta carrera y te da tiempo a volver la cabeza hacia atrás y disfrutar de unas increíbles vistas de los acantilados, las playas, el mar,… y un helicóptero que pasa cerca, paralelo a la línea de mar, a una altura menor a la que ya hemos alcanzado como colofón para experimentar unas sensaciones increíbles y ser prueba contundente del desnivel que acabas de superar. Y aquí, como no he encontrado ninguna foto mía, pongo la de Marco Olmo enganchado a la cuerda…

así subimos todos hasta Guinate...

cuerda arriba

cuerda abajo

Control de Guinate (km33), puesto 68. Tras reponer fuerzas en uno de los mejores, no, en el mejor avituallamiento de toda la carrera (me refiero, tanto al número como al entusiasmo de los animadores) seguimos avanzando, seguimos subiendo, trotando por la cresta sobre los acantilados, con el precipicio a la derecha y el viento que sigue soplando duro para ponerle pizca de emoción. No es carrera para quien padezca de vértigo.

Sobre todo, dis-fruta

paisajes de ensueño

Famara a lo lejos

#a_que_sitios_venimos

Coronamos a 540 m de altitud un tramo de los acantilados que ofrecen vistas al mar de ambos laterales de Lanzarote y seguimos el camino que desciende hacia Haría, tranquilamente, como en todas las bajadas, hasta que se llega a una zona de arenas; una duna en toda regla, 100 metros en bajada de fuerte pendiente, y… tentación, nos damos el capricho de bajarla rápido, no, lo siguiente (=muy rápido, jajaja). Un sprint, que le mete alegría al cuerpo y arena a las bambas –parada técnica para desarenar-. Nos acercamos a Haría y se acaba la bajada. Vuelta a subir hasta el control de Aganada (km43), puesto 54.

La salida del control es de broma; llegamos por una pista que traza un perfil en ligera subida y que continúa más allá con el lío, pero… todo es salir y girar 90º a la derecha, camino de cabras en vertical que nos volverá a llevar hasta la cresta de los acantilados. Y es de broma, porque saliendo coincido con Carlos, de Punta Mujeres -al lado de Haría-y Antonio, de la Palma -la isla bonita-, lo vemos, nos miramos y nos partimos de la risa. Desde ahí vamos a compartir juntos un buen tramo. Antonio es gracioso hasta decir basta, iba muy bien, se lesionó en una bajada y lleva la planta del pie abierta, pero no ha perdido el buen humor, ni la decisión de llegar a meta. Va sufriendo mucho en la bajada y, generoso, nos pide que sigamos, que en el llano ya nos pillará.

Seguimos Carlos y yo. En este tramo central de la carrera alcanzamos la cima de la carrera, 625m, para bajar por el Barranco de la Poceta hasta la alcanzar el extremo de la urbanización sobre la Playa de Famara (que no sé si es la más bonita de la isla, como me dijo una amiga, pero seguro que es la mejor para el kitesurf) y vuelta a subir los acantilados hacia el interior de la isla, tramo largo con bastante calor, viento y en el que nos volvimos a quedar un poco cortos de líquido. Así llegamos al avituallamiento de la Montaña (km53), puesto 49, donde unos chavales, ahí instalados de voluntarios, te atienden de la mejor manera. Líquidos y un gel. Seguimos.

Con Carlos hemos improvisado un buen tándem, acoplado los ritmos perfectamente y vamos, a ratos en paralelo, otros tira uno y otros tira el otro, charlando; y Carlos, que es local, ejerce de anfitrión anticipando el recorrido, pautando las dosis adecuadas de esfuerzo; alcanzamos el extremo sur del recorrido en Teguise. Volvemos, pista, escalones, terreno árido, viento, calor para alcanzar la Ermita de las Nieves, hasta donde ha subido la familia de Carlos para verle y darle los mejores ánimos -"mi afición". Sí señor, un lujo. Sé lo que significa ver o hablar con "tu afición" en medio de una carrera larga.

En tan buena compañía, no hemos pensado en cansancio, dolores,... y el cuerpo ahora rueda fino. Ya se ve el avituallamiento de Lomo Cumplido (km64), puesto 49, y allí la silueta de un corredor grande y fuerte; ¿será Rubén? Pues sí. Alegría volver a verle y saludarle. -¿qué tal? -algunos dolores, pero bien -¿nos vamos juntos? -no, prefiero descansar un rato. -vale, yo voy tirando "pabajo".

Y "pabajo", a 20 km de la meta, subimos una marcha. Los paisajes empiezan a pasar con alegría, ya no toca reservar, sonrisa en los labios y velocidad en las piernas. Gozando de lo lindo hasta llegar al control en Arrieta (km73), puesto 41, situado en plena playa, para recibir una buena dosis de aplausos y palabras de ánimo. Ufff, qué tramo de la carrera más gozoso, ¡bestial!

Salimos para afrontar el tramo final con extra de energía (anímica, la buena) y ahora toca bordear Arrieta por la línea de costa; otras risas que nos echamos con otro corredor porque en varios puntos nos toca parar y esperar la resaca de la ola para no meter las bambas en el agua. Hemos pasado de correr por el desierto a correr literalmente por el mar. Nos partimos.

Desde ahí subida hacia Haría, con bastante pendiente para estas alturas de la carrera, pero con muy buenas sensaciones. Muy buenas y que duran hasta la rotonda de la carretera para entrar en Haría. Más que suficiente. Y toca... lo segundo mejor de cada ultra... la llamada a "mi afición" que espera en la meta para avisar que llego en "ná": -¿por dónde vas? -por la rotonda para entrar en el pueblo -alaaaaaaaa, que bien. ya estamos en la meta esperándote!!! -besazo, ahora os veo.

Último esfuerzo, más aplausos y ánimos por las calles de Haría, enfilamos la calle de bajada que anticipa la meta, sonrisas, Javier y Lucía que salen corriendo y me acompañan en entrada triunfal al compás de nosequecancionmarchosa y las palabras generosas del Depa. Bien. Gracias. Alegría total

Finisher Haría Extreme Ultra 2015

PD1: hemos corrido por arenas desérticas, rocas volcánicas, tierra, asfalto, piedras como bolas de cañón antiguo (rodeando las salinas), el agua del mar,… y muchos tramos cresteando al borde de impresionantes acantilados con un viento incesante.
PD2: en mi opinión, si alguien quiere ver el mejor marcaje posible del recorrido de una carrera, sin menospreciar ninguna, que vaya a ésta.
PD3: pude ver y saludar a Antonio cuando estaba a punto de entrar en meta. Sí señor, llegó y sin perder la sonrisa. Cuando trotábamos, me dijo que el nivel de los corredores de ultras de montaña había subido mucho en España por el paro que da tiempo y entrenar es barato. Lo comparto (que baje el paro ya). Le debo la gorra, que salió volando hacia los acantilados en una ráfaga de viento y esprintó como Usain Bolt para pillarla...Y, lo dicho, el próximo año a correr en su isla.
PD4: tuve mucha suerte de poder hacer el tramo central de la carrera con Carlos; gracias por compartirlo.
PD5: el destino es caprichoso; el domingo anterior a la carrera estuve escalando en roca por primera vez… ¿entrenamiento para carreras? para la Haría Extreme y sus cuerdas, sí. Bárbara, ¿quién lo iba a decir?

El previo: Escalando en roca... con los mejores

PD6: Y después de una carrera así, toca… lanzarotear disfrutando de una isla espectacular

Lanzaroteando

PD Especial: de reconocimiento para “mi afición”, los peques, la mare y Elena, que me acompañan a todas las carreras. Unas veces a mi lado y otras desde la distancia.

#NR.

2 comentarios:

  1. Grande!!. Estupenda experiencia y qué envidia das. Pero o me veo escalando y menos con mi pubalgia. La rodilla aguantó y disfrutaste, ¡enhorabuena!. Nos vemos la semana que viene en la Castellana

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    1. Si, esta semana toca descansar al máximo y el sábado hasta Segovia. Nos vemos. Gracias

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